En el Museo de Historia Natural de Nueva York hay una réplica de un inmenso dinosaurio que no entra en la sala. Su cola sale y llega hasta unas escaleras. Su cabeza tapa un cartel que dice “El titanosaurio”. La mayoría de los argentinos que visita la sala se sorprende al leer que el Patagotitan mayorum habitó nuestro país, que fue descubierto en Chubut y replicado en Trelew por científicos argentinos y británicos.
A pesar de que sea raro hablar de países hace cientos de millones de años, lo que hoy es Argentina y Chile estuvo plagado de dinosaurios. Muchos de ellos, muy particulares y más temibles que la estrella paleontológica, el Tiranosaurio Rex (que nunca habitó estas latitudes).
“El tema dinosaurios es uno de los que más ‘vende’ dentro de la ciencia. Hay muchos libros, pero propuse algo que no se había hecho, que era focalizar en la Argentina. Básicamente porque es uno de los paraísos de la paleontología para encontrar fósiles”, cuenta a Clarín Federico Kukso, periodista científico, quien publicó junto al paleoartista Jorge González Dinosaurios del fin del mundo (B de Blok, 48 páginas, 299 pesos).
“Pero, además, los libros de dinosaurios mezclan todo. Suelen meter al Tiranosaurio Rex en el hemisferio sur, y esta especie no habitó esa zona. Con este libro queríamos contar con buenas ilustraciones cuáles eran los dinosaurios que habitaron en Argentina hace 90 millones de años”, explica Kukso.
El trabajo de Jorge González es extraordinario. Paleoartista, desde los 3 años dibuja animales. “Mi abuela guarda dibujos míos de cuando era chico. Cuando arranqué no paré de perfeccionar mi trabajo y aprender todo lo que podía de paleontología”, recuerda el dibujante a Clarín.
Junto a Kukso, armaron un libro que sitúa a los dinosaurios “argentinos”, da información sobre ellos y los representa en su hábitat natural, uno muy distinto al de la Patagonia actual. Orientado a chicos, el libro trae un juego de cartas que ayuda a conocerlos mejor, y despierta la curiosidad también de los grandes.
¿Por qué hubo tantos dinosaurios en la zona de Argentina? ¿Por qué el más grande del mundo vivió acá? ¿Qué representan estos enormes bichos en la cadena evolutiva?
¿Cómo se sabe el color de un dinosaurio? ¿Qué información hay para saber si andaban solos o en manada? ¿Cómo es que algunos tenían plumas?
Acá, Kukso cuenta un poco sobre esta reconstrucción que acumula información sobre lo que pasó hace más de 160 millones de años.
¿Por qué decidiste focalizar en la zona de América del Sur?
─Las secciones de ciencia son casi inexistentes en los diarios. La idea era mostrar la importancia de conocer la evolución de la vida en la Tierra. El homo sapiens tiene 300 mil años en el planeta y estos bichos vivieron 160 millones de años (no todos juntos, ojo).
─¿Qué particularidad tiene Argentina en este mundo de los dinosaurios?
─Curiosamente la Argentina es el único país del mundo donde se usa la palabra dinosaurio para denostar algo antiguo. De Charly García para acá se habla de dinosaurios como algo viejo, cuando en realidad fueron evolutiva y biológicamente exitosos: vivieron durante 160 millones de años. De hecho, aunque sorprenda, Susana Giménez tenía razón: los paleontólogos dicen que los dinosaurios viven, en el sentido de que no todos se extinguieron y en especial los dinosaurios carnívoros son las actuales aves. Está bueno contarle a un chico que cada vez que come pollo con papas, está comiendo un dinosaurio. Es interesante hacerle detonar ideas en la cabeza a los más chicos. Es un poco lo que hizo Carl Sagan con el “punto azul pálido”.
─¿Qué es ese “punto azul pálido”?
─Sagan, cuando dirigía las misiones de Voyager, hizo que la sonda diese la vuelta cuando se estaba yendo del sistema solar y tomara una fotografía de la Tierra. Y esa foto que se ve es un puntito azul, lo que se conoce como pale blue dot (punto azul pálido), que lo que él llamó la perspectiva cósmica: ver a la Tierra en perspectiva respecto del espacio y una perspectiva del universo, como un puntito azul en la oscuridad.
Entonces, como dice Sagan en la serie Cosmos, allí viven todas las personas que conociste en la historia. Bueno, esa misma perspectiva se puede adoptar con los dinosaurios.
─¿Por qué lo orientaron a los chicos?
─Básicamente porque creo que los libros más importantes son para chicos. Tené en cuenta que son su primera experiencia privada: el primer contacto con el universo simbólico del lenguaje. Son libros que les pueden cambiar su visión de la vida, su lenguaje, cómo leen, cómo escriben. Y porque esto no está muy explotado. Mi intención es mostrar que los dinosaurios son el primer contacto de los chicos con la ciencia.
Hay un fenómeno muy interesante: a casi todos los chicos del mundo les gustan los dinosaurios hasta alrededor de los 10 años. En general, la primera excursión de los chicos a un museo es para ver dinosaurios: y si ves las fotos con las caras de los chicos, la cara de asombro es impresionante. Si uno logra cultivar en los chicos el asombro, la curiosidad y las preguntas, se puede combatir el analfabetismo científico.
─Es llamativo que se sigan descubriendo restos fósiles. ¿Por qué la Patagonia es una región tan rica?
─Los paleontólogos te dicen varias cosas respecto de esta pregunta. Primero, la elevación de la Cordillera de los Andes hizo que muchos fósiles estuviesen expuestos al ras del suelo. Otra de las explicaciones es que la Patagonia es desolada. Imaginate que no tenés construcciones que cavar. Sin ir más lejos, esto pasa incluso en Buenos Aires: cuando se hizo la línea B encontraron muchos fósiles de gliptodontes o de megafauna. Y segundo, porque hace 90 millones de años Sudamérica estaba separada del resto, era como una isla. Entonces eso produjo que la evolución genere formas de vida distintas a las del resto del planeta. Se presume que había algunos tan grandes acá porque si bien había carnívoros, no tenían un enemigo que los amenazara.
─Es decir que las condiciones para el desarrollo evolutivo favorecieron estas cuestiones de tamaño.
─Claro, a mí lo que me gusta mucho también de escribir sobre dinosaurios es que lo que es ahora Argentina era muy distinto a lo que era en esa época. Las condiciones ambientales eran totalmente distintas: la Patagonia era un gran bosque con altas temperaturas, y eso te permite imaginar un mundo sin humanos. Nosotros nos creemos los protagonistas de la gran historia y la Tierra tuvo muchísimo más tiempo sin el ser humano que con él. Eso te permite imaginar hasta un futuro sin el ser humano en la Tierra, quizás dentro de cientos de miles de años también cambie todo.
─¿Que historia te llamó mucho la atención?
─La de Gualicho es una historia muy linda. Se llama así porque volcó uno de los camiones, pero es muy interesante porque es un robo de fósiles entre grupos de científicos. Cuando lo descubrieron tuvieron que cancelar la expedición por este accidente. El tema es que cuando volvieron, estos fósiles fueron recolectados por otro grupo de científicos que lo llevaron a los museos y le pusieron su propio nombre.
─El libro da la impresión de que los dinosaurios “argentinos” son muy importantes en todo el mundo. ¿No se aprovecha eso acá?
─¡Son nuestros principales embajadores en todo el mundo! Además de Messi, Borges, el Papa, vos vas a cualquier museo de Historia Natural en el mundo y hay un dinosaurio argentino. Y lo curioso es que no es algo que se explote: Estados Unidos explota más a los dinosaurios argentinos a nivel comercial, que nosotros.
¿De qué manera podrían los dinosaurios ser una fuente de ingresos para el país?
─Hay un buen ejemplo para explicar esto. La excavación del Patagotitan fue financiada por la BBC cuando vino David Attenborough (científico británico autor de cientos de documentales) a la Patagonia. Lo que muchas veces los políticos miopes no ven es que la ciencia básica (como la paleontología) es fuente de ingresos millonarios, al menos en otros países.
─En el libro aparece el “primo vegetariano” del tiranosaurio, el Chilesaurus. ¿Por qué es un caso tan particular?
─No se sabe muy bien qué tipo de dinosaurio es. Combina la historia elementos de varias ramas distintas. Se encontró uno ni siquiera completo, tiene rasgos carnívoros como herbívoros, no hay que perder de vista que lo que se fosiliza es apenas una parte de lo que se conoce.
─¿Por qué creés que el Tiranosaurio Rex llama tanto la atención?
─Jurassic Park produjo un efecto importante en esta figura. Pero es muy importante comprarlo con el Giganotosaurus, argentino, que era mucho más grande, pero tuvo menos márketing. Se necesitaba una figura de malo de la película, cuando en realidaderan carroñeros, comían carne de bichos ya muertos.
Los primeros dinosaurios están hasta en la industria del cine. Primero se los representaba como animales robóticos. En los últimos 100 años fue cambiando mucho la forma de representarlos, a tal punto que hoy algunos tienen plumas.
Eso es lo fascinante del paleoarte: la cuota de imaginación que tienen. Muchos científicos ni siquiera saben del color de los dinosaurios, por eso el paleoartista, aunque invisibilizado, suele estar al mismo nivel de conocimiento. Por eso los dinosaurios son, de alguna manera, obras de arte: lo que uno ve es una representación artística.
El paleoarte: Jorge A. González, un dibujante que descubrió un dinosaurio
─¿Cómo arrancó tu formación como paleoartista?
─Cuando estaba en quinto año de la secundaria fui con mis ilustraciones a la sección de paleontología del Museo de La Plata. Los investigadores vieron mis trabajos y me recomendaron con un paleontólogo del Museo Argentino de Ciencias Naturales. Entonces me di cuenta de que podía vivir de algo que me apasiona hacer y que debía mejorar todo lo posible, así que comencé a estudiar en una la Escuela de Bellas artes de Quilmes. Desde ese momento trabajé para ambos museos y para muchos investigadores ilustrando sus publicaciones científicas. Esto arrancó en 1995 y con el tiempo se sumaron más investigadores e instituciones.
─ ¿Cómo trabaja un paleoartista?
─El trabajo de un paleoartista comienza de los huesos hacia afuera. Basa su trabajo en el conocimiento de los huesos de los animales extintos y en la anatomía comparada de animales actuales. De esta manera, estudiando los zonas de inserción de los músculos, cómo funcionan sus articulaciones y cómo pudo haber sido su piel, puede llegar a reconstruirse una forma de vida que dejó de existir hace millones de años.
─¿Cómo se sabe, por ejemplo, que un dinosaurio pudo haber tenido plumas?
─Se sabe que muchas especies de dinosaurio estaban cubiertas de plumas ya que se encontraron restos de ellas bien conservadas alrededor de sus huesos. Los mejores ejemplos de esto se encuentran en una enorme cantidad de fósiles hallados en China.
En el libro pueden ver varias especies que están relacionadas con dinosaurios emplumados de China y suponemos que presentarían plumas también. Este detalle hace que el libro sea muy actualizado al conocimiento actual sobre los dinosaurios.
─¿Cómo se trabaja con los colores de estos animales? ¿Qué indicios sugieren esta Información?
─Quizá nunca sepamos los colores reales de la mayoría de las especies. Pero es posible inferir según sus posibles hábitos de vida que colores podrían haber tenido si los comparamos con animales actuales. Por ejemplo, las aves. En los dinosaurios encontramos varias ornamentaciones en sus cráneos que indican que tendrían crestas probablemente muy coloridas para llamar la atención de las hembras. Con técnicas muy avanzadas de microscopia se pueden ver los pequeños pigmentos que presentan algunas plumas en dinosaurios y saber con mayor precisión qué color tendrían.
─¿Cuál es tu dinosaurio favorito para dibujar y por qué?
─Me gusta mucho dibujar el Buitreraptor gonzalezorum que es un pequeño raptor que vivió en lo que hoy es Río Negro hace 100 millones de años. La especie fue descubierta por mi hermano Fabián y por mí, y por eso le dedicaron la especie a nuestra familia. Está en el libro.
Dinosaurios del fin del mundo se presenta este sábado 7 de julio a las 17.30 en el Centro Cultural de la Ciencia (Godoy Cruz 2270, Sala Biblioteca)